La Agencia Tributaria ha querido revitalizar su lucha contra el fraude fiscal durante 2021. Una de las patas de esa guerra es la emisión de facturas falsas, práctica ilegal contra la que han enfrentado un nuevo aliado: la inteligencia artificial.
En el informe de la presentación de resultados de prevención y control del fraude tributario y aduanero de la Agencia Tributaria se establecen las facturas falsas como uno de los «objetivos» del organismo en su acción de lucha contra el fraude, razón por la cual se ha diseñado un programa de búsqueda de esas facturas con el apoyo de la inteligencia artificial.
A lo largo de 2020 echó a andar un proyecto que en 2021 se ha ido perfeccionando. El sistema estudia, recopila y analiza infracciones por facturas falsas pertenecientes a ejercicios anteriores con el objetivo de elaborar patrones de conducta que puedan repetirse en el presente y ayudar así a la detección de esta práctica. En el primer año, el sistema estudió los casos de 2018 y en 2021 ha estudiado los de 2019, lo que convierte a esta herramienta en un método vivo de detección.
Con esa información, la inteligencia artificial de Hacienda diseña perfiles sospechosos. En palabras del organismo, «se ha comprobado que las empresas (o autónomos) que cometen este tipo de fraudes se agrupan en una serie de perfiles con algunas características comunes, por lo que es posible generar modelos con una capacidad de acierto alta».
Así, cuando el sistema se encuentra con un caso que presenta similitudes con uno de los estudiados de ejercicios anteriores, predice la probabilidad de fraude y, en caso de que sea necesario, puede instar a Hacienda a que inicie las pesquisas pertinentes.
De acuerdo con Hacienda, los objetivos de la implantación de esta inteligencia artificial son enfocar las investigaciones en las empresas de perfiles más sospechosos y luchar contra la competencia desleal que supone la facturación irregular de estas empresas o autónomos frente al resto.
La realización de facturas falsas tiene como último objetivo el fingimiento de unas operaciones que no han provocado un intercambio por productos o bienes que realmente no se han producido. Esto se hace para simular gastos que consigan reducir la cuota de IVA a ingresar e incluso obtener devoluciones indebidas, así como simular cuentas de resultados mejores que en la realidad para conseguir financiación bancaria o justificar de forma artificial subvenciones.
Fuente: El Economista